Contra lo que muchos crean, la cirugía plástica tiene un origen muy antiguo. Tal como lo registran antiguos documentos (400 D.C.), una forma de rinoplastia se utilizaba en la India hace siglos para reconstruir narices amputadas como castigo a los sentenciados por adulterio. También se documenta correcciones de labios y borrado de marcas innobles, como las que identificaban a los esclavos romanos, quienes pagaban grandes sumas para borrar el pasado junto con la infame cicatriz. Han pasado muchos siglos y hoy las clinicas de cirugia plastica reúnen a especialistas cuya práctica profesional, unida a la investigación científica, ha ido enriqueciendo las diferentes técnicas quirúrgicas, el instrumental y los elementos técnicos modernos, como el láser, el ustrasonido, el uso de prótesis o implantes, etc., con el fin de mejorar los resultados de los procedimientos.
En el siglo XXI las clínicas de cirugía plástica dan esperanza a miles de pacientes que anhelan el mejoramiento de su imagen, rostro o cuerpo. Esto no tiene sólo que ver con una moda o corriente social, la búsqueda de la elegancia o la belleza, lo que totalmente legítimo. También las clínicas de cirugía plástica responden a la innegable necesidad que miles de personas tienen por sentirse bien consigo mismas y poder considerarse “normales”, cuando sienten que no lo son. Este es el caso de las víctimas de crueles enfermedades y las posteriores mutilaciones quirúrgicas, como el cáncer o ciertas infecciones, las personas con quemaduras graves y los pacientes de accidentes con traumas severos en los que se pierde parte de la estructura corporal.
Se trate de una cirugía mutilante, la presencia de cicatrices o el resultado deforme de un trauma severo, las clínicas de cirugía plástica tienen un rol importante pues ayudan a recuperar la funcionalidad del cuerpo a la vez que la de la mente, ya que permite elevar la autoestima de la persona afectada y otorgarle una nueva oportunidad para reintegrarse a la sociedad.
Sin embargo, no todo el tiempo los cirujanos ni las clínicas de cirugía plástica fueron vistos de esta forma. En el Renacimiento, la Inquisición condenaba a los médicos que hacían cirugía reconstructiva por considerar que intervenían indebidamente en la labor divina, y en el siglo IXX muchos cirujanos plásticos fueron censurados por sus logros y hazañas. Fue el caso del alemán Jacques Joseph (1865-1934), quien no sólo desarrolló mucho la técnica de rinoplastia y otras correcciones faciales, sino que fue consciente de la tremenda perturbación que estos defectos ocasionaban en el espíritu del individuo y su relación con la sociedad. Esto le costó años de lucha contra los prejuicios de sus colegas hasta que su trabajo fue reconocido y valorado, incluyendo su experiencia en relación con las nuevas técnicas y su influencia el aspecto sociológico y psicológico de los pacientes.
Hoy en día las clínicas de cirugía plástica son establecimientos cómodos y modernos, donde el cirujano trabaja con equipos preparados para realizar las más complejas intervenciones. El proceso postoperatorio en las clínicas de cirugía plástica es hoy, más que nunca, un espacio para el descanso y la recuperación del paciente que se prepara para salir al mundo con una imagen renovada, más agradable y satisfactoria para los demás y, sobre todo, para sí mismo.