Si bien cuando se habla de liposuccion o lipoescultura lo primero en lo que pensamos es en la que se realiza a diversas zonas del cuerpo, también deberíamos tener en cuenta la liposuccion facial como una alternativa útil cuando la grasa ha deformado el contorno del rostro, ha rellenado las mejillas o el mentón o nos ha provisto de una “papada” generosa, dando una imagen de vejez o cuando, en general, ha perjudicado algún rasgo de la cara que es, al fin y al cabo, nuestra principal carta de presentación.
De hecho este problema es muy común, personas que no son obesas logran deshacerse de los kilos extra en cintura o abdomen, pero no saben qué hacer con esos indeseables depósitos de grasa que rodean el rostro y que se resisten a dejarnos, pero tampoco consideran someterse a una cirugía convencional con todo lo que ésta involucra. En éste caso estamos ante un candidato ideal para la liposucción facial, que como en los otros tipos, no está dirigido exclusivamente a mujeres, siendo el número de pacientes masculinos una cifra que va en constante aumento. Un requisito importantes es que la persona interesada cuente aún con una piel en condiciones adecuadas de elasticidad, de forma que pueda aprovechar adecuadamente los beneficios de este procedimiento. La liposucción facial no alude a procedimientos para levantar músculos vencidos o eliminar piel excedente, aunque puede complementarse con ellos.
Al igual que en la liposucción corporal, en la liposucción facial se inyecta una solución especial (una mezcla de anestésico local y una droga que apoye a la contracción de los vasos sanguíneos, además de una solución salina intravenosa). La liposucción facial propiamente se efectúa con microcánulas con las que se succiona la grasa. Luego de unas semanas no quedarán cicatrices y los resultados pueden ser asombrosos. La recuperación es paulatina y si bien al inicio pueden aparecer hematomas e inflamación, estas molestias van disminuyendo con los días. El resultado final se puede apreciar ya a partir del tercer mes tras la cirugía, dependiendo de las zonas que se hayan trabajado, la condición de la piel del paciente y la observación de las indicaciones del médico.
Para muchas personas de ambos sexos la liposucción facial ha sido una bendición, pues les ha permitido afinar el contorno del rostro (eliminando esa papadita que se resiste a dejarnos), ha redefinido pómulos, otorgándoles firmeza y una apariencia más juvenil. Esta operación no requiere hospitalización y el proceso de recuperación es muy rápido.